Los castillos solían ser fortificaciones construidas para proteger a las personas y sus pertenencias de enemigos externos.
Los componentes arquitectónicos de un castillo varían dependiendo del tipo y la época en la que fue construido, pero algunos elementos comunes incluyen:
- Muros de defensa: Los muros de defensa eran una de las características más importantes de un castillo. Estos solían ser construidos con piedra o ladrillo y podían ser muy altos y gruesos para dificultar el paso a los atacantes.
- Torreones: Los torreones eran estructuras altas y cilíndricas que se construían en los extremos de los muros de defensa o en el centro del castillo. Solían tener puertas y ventanas protegidas por rejas o barrotes para evitar el acceso de enemigos. Los torreones también se utilizaban como miradores para vigilar el territorio y como refugio durante los ataques.
- Foso: El foso era una zanja alrededor del castillo que se llenaba de agua o se dejaba vacía para dificultar el acceso de los atacantes.
- Puerta principal: La puerta principal era la entrada principal al castillo y solía estar protegida por una puerta maciza y un puente levadizo que se levantaba y bajaba para permitir el paso de personas y carros.
- Courtyard: El patio central del castillo solía ser un espacio abierto rodeado por los edificios del castillo. Era un lugar donde se reunían las personas y donde se realizaban actividades como la caza y el entrenamiento militar.
- Salón principal: El salón principal era el lugar donde se reunían los habitantes del castillo para comer, reunirse y tomar decisiones importantes. Era una habitación grande y lujosa con techos altos y una chimenea.
- Alcobas: Las alcobas eran las habitaciones privadas de los habitantes del castillo. Solían ser pequeñas y cómodas y estaban ubicadas en la parte superior del castillo para proporcionar mayor seguridad.
- Capilla: La capilla del castillo era un lugar de culto y solía estar ubicada en una parte prominente del edificio.