El supervolcán Yellowstone, capaz de arrasar con la vida humana, tiene más magma de lo que se creía: ¿qué implica?

Nuevamente, el supervolcán de Yellowstone, Estados Unidos, vuelve a aparecer en escena. En esta oportunidad, tras descubrirse que acumula una mayor cantidad de magma fundido que la que se creía originalmente.

El supervolcán de Yellowstone, en Estados Unidos, ha sito motivo de noticias en varias oportunidades a lo largo de los últimos años.

Especialmente, cuando se habla de las consecuencias mortales que traería su potencial erupción, que más de una vez se ha dicho que podrían ser comparables con las del meteorito que extinguió a los dinosaurios. Pero más allá de los fatalismos, un nuevo estudio científico demostró que la caldera ubicada en el Parque Nacional Yellowstone alberga una cantidad mayor de magma en estado líquido de la que se creía.

Así lo afirma el trabajo de un grupo de investigadores, que se dio a conocer a comienzos de este mes a través de Science. El mismo explica que existe una mayor cantidad de magma fundido en el depósito superior del supervolcán de Yellowstone que la que se creía originalmente.

Los resultados obtenidos arrojaron que entre un 16 y 20% se encuentra en estado líquido, cuando la estimación anterior estaba alrededor del 10%. Pero ojo, esto no quiere decir que se haya incrementado la cantidad de magma fundido presente en el lugar en los últimos años. Por el contrario, se ha corregido la información que ya existía y que era imprecisa.

Para llegar a esta conclusión, los científicos decidieron analizar 20 años de datos del supervolcán Yellowstone. Así, propusieron aplicar nuevas herramientas para refinar las conclusiones previas y darles un mejor contexto. Lo que hicieron fue tomar una grabación de dos décadas del ruido sísmico del lugar —creado por la actividad humana, los vientos y el oleaje oceánico distante— y utilizaron superordenadores para obtener una mirada más precisa del viaje de las ondas sísmicas.

Según explicaron los investigadores a The New York Times, la nueva técnica aplicada a una base de información ya existente permitió dejar atrás la sobre simplificación de los métodos de estudio tradicionales. Es que, anteriormente, se utilizaban sismómetros en tierra para identificar los depósitos de magma, mediante el seguimiento de los terremotos.

Como las ondas sísmicas viajaban más lento al encontrar depósitos de magma parcialmente fundido, se calculaba el tiempo que requería atravesarlos para determinar qué cantidad se encontraba en estado líquido. El problema con esta modalidad era que los científicos no tenían en cuenta que no todas las ondas sísmicas viajaban de forma directa a los sismógrafos. Por ende, las que lo hacían en otras direcciones no eran capturadas y no aparecían en la representación final.

Es por ello que ahora se ha determinado que habría hasta un doble del magma líquido que se creía en el supervolcán de Yellowstone.

¿El supervolcán Yellowstone es más peligroso que antes?

No necesariamente. Si bien los depósitos del supervolcán Yellowstone albergan más magma en estado líquido del que se pensaba, no representan un peligro de erupción extra. Es que, si bien las posibilidades de una explosión de la caldera ahora son más cercanas que antes, siguen estando lejos de los niveles de riesgo.

De acuerdo con los científicos, el supervolcán de Yellowstone debería tener entre un 35 y 50% de sus reservas de magma fundido para comenzar a producir erupciones. Y no es algo que vaya a suceder en lo inmediato.

Recordemos, además, que en los últimos años se han visto períodos de una importante actividad sísmica en el lugar, sin que esta represente un peligro. Solo en mayo de 2020, por ejemplo, se registraron casi 300 terremotos en la región del supervolcán de Yellowstone, y no hubo mayores inconvenientes. Mientras que en 2019 se descubrió que algunos terremotos registrados entre 2017 y 2018 fueron, en realidad, réplicas de uno de 1959.

El supervolcán de Yellowstone se formó producto de tres supererupciones. La primera ocurrió hace 2,1 millones de años, mientras que la última fue hace 640.000 años. Además, se estima que la última erupción ocurrida en la caldera hasta la fecha data nada menos que de 70.000 años.