Científicos de la Universidad de Tel Aviv afirman que el deterioro cognitivo de personas mayores puede evaluarse mediante pruebas musicales y un electroencefalograma (EEG) portátil mientras el sujeto realiza tareas sencillas, informó The Jerusalem Post.
El procedimiento de 15 minutos no requiere la revisión de un neurólogo u otro especialista y puede ser realizado fácilmente por el personal de cualquier clínica.
El estudio fue dirigido por la estudiante de doctorado Neta Maimon, de la Escuela de Ciencias Psicológicas y la Escuela de Música Buchmann-Mehta, y Lior Molcho, de Neurosteer Ltd, dirigida por el profesor Nathan Intrator, investigador del cerebro de la Escuela de Informática Blavatnik y la Escuela de Neurociencia Sagol.
El artículo acaba de publicarse en la revista Frontiers in Aging Neuroscience con el título “Single-Channel EEG Features Reveal an Association with Cognitive Decline in Seniors Performing Auditory Cognitive Assessment”.
“Nuestro método permite continua monitorización y detección temprana del deterioro cognitivo para proporcionar tratamiento y prevenir un deterioro rápido y severo. Las pruebas profilácticas de este tipo son comúnmente aceptadas para una variedad de problemas fisiológicos como diabetes, presión arterial alta o cáncer de mama. Sin embargo, hasta la fecha no se ha desarrollado ningún método que permita un seguimiento rutinario y accesible del cerebro para problemas cognitivos”, explicaron los investigadores.
Añadieron que este tipo de pruebas son especialmente importantes teniendo en cuenta el aumento de la longevidad y la expansión de la población de edad avanzada.
Fundada en 2015 en Herzliya, Neurosteer inventó un dispositivo portátil de bolsillo que pesa 55 gramos y es más fácil de usar que los electroencefalogramas tradicionales. Tiene hasta 256 electrodos, proporciona biomarcadores objetivos en tiempo real y puede utilizarse hasta 10 horas. El dispositivo fue desarrollado por Intrator y la prueba musical por Maimon.
Durante la prueba, el sujeto se conecta al encefalograma portátil mediante una banda adhesiva con tres electrodos adheridos a la frente y realiza una serie de tareas musicales-cognitivas de acuerdo con las instrucciones que recibe a través de los auriculares.
Las tareas incluyen melodías cortas con diferentes instrumentos. Los sujetos realizan diversas tareas con distintos niveles de dificultad, como apretar un botón cada vez que suena una melodía o cuando suena el violín.
La prueba también incluye varios minutos de meditación guiada por la música, diseñada para llevar al cerebro a un estado de reposo, ya que se sabe que eso indica el funcionamiento cerebral en diversas situaciones.
El efecto de la música en el cerebro
Maimon, quien se especializa en cognición musical, explicó que la música tiene una gran influencia en diferentes centros del cerebro. Por un lado, se sabe que la música es un rápido estimulante del estado de ánimo, sobre todo de las emociones positivas. Por otro, en diferentes situaciones, la música puede ser un desafío cognitivo, ya que activa las partes frontales del cerebro, sobre todo si uno trata de concentrarse en diferentes aspectos de la música simultáneamente mientras realiza una determinada tarea.
Si se combinan estas dos capacidades, se pueden crear pruebas cognitivas bastante complejas pero también agradables y fáciles de realizar. Además, la música que es positiva y razonablemente rítmica aumenta la concentración y el rendimiento de la tarea.
Por ejemplo, el famoso “efecto Mozart”, que muestra un mejor rendimiento en las pruebas de inteligencia tras escuchar la música de Mozart, crea un estado de ánimo positivo y nos estimula a un estado que es óptimo para realizar pruebas de inteligencia y creatividad.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que, con herramientas musicales, también sería posible desafiar a los sujetos hasta un punto que permita probar la actividad frontal del cerebro. La música también les levantaría el ánimo, especularon, mejorando el rendimiento de los sujetos en un ambiente agradable.
Cualquier persona hospitalizada en Dorot, o en cualquier otro centro de rehabilitación geriátrica, se somete a una prueba “mini-mental” estándar, diseñada para evaluar las habilidades cognitivas como parte rutinaria del proceso de admisión, explicó Maimon.
La prueba es realizada por un terapeuta ocupacional e incluye diversas tareas, como enumerar los días de la semana o los meses del año al revés. Se pueden obtener hasta 30 puntos en esta prueba. Una puntuación alta indica una cognición normal.
El experimento incluyó la realización de pruebas a 50 personas mayores de Dorot que obtuvieron entre 18 y 30 puntos en la prueba mini-mental, lo que indica varios niveles de funcionamiento cognitivo. Los participantes realizaron las tareas musicales-cognitivas, administradas automáticamente.
El electroencefalograma registró la actividad eléctrica del cerebro durante la actividad, y los resultados se analizaron mediante tecnología de aprendizaje automático. Esto permitió identificar índices matemáticos que se correlacionan de forma precisa con las puntuaciones de las mini-pruebas mentales.
En otras palabras, los investigadores obtuvieron nuevos marcadores cerebrales que pueden servir como índices del estado cognitivo del sujeto.
“En realidad, hemos logrado demostrar que la música es realmente una herramienta eficaz para medir la actividad cerebral”, subrayó Maimon. “La actividad cerebral y los tiempos de respuesta a las tareas se correlacionaron con las habilidades cerebrales de los sujetos. Y lo que es más importante, todos los participantes indicaron que, por un lado, la prueba suponía un reto para el cerebro, pero por otro, era muy agradable de realizar”.
Los investigadores concluyeron: “Nuestro método permite realizar un seguimiento de la capacidad cognitiva y detectar el deterioro cognitivo en las primeras fases, todo ello por medios sencillos y accesibles, con una prueba rápida y fácil que puede realizarse en cualquier clínica”.
“En la actualidad, millones de personas en todo el mundo ya sufren o pueden sufrir pronto el deterioro cognitivo y sus nefastas consecuencias, y su número aumentará en las próximas décadas. Nuestro método podría allanar el camino hacia una monitorización cognitiva eficaz de la población general, y así detectar el deterioro cognitivo en sus primeras etapas, cuando es posible el tratamiento y la prevención del deterioro grave. Por tanto, se espera que mejore la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo”.
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