Dos empresas se encuentran en una misión en Islandia para encontrar una solución tecnológica al esquivo problema de capturar y almacenar dióxido de carbono

En un tramo desolado y cubierto de nieve de la tundra islandesa, al este de Reykjavik, ocho cajas de metal gigantes, apiladas de dos en dos, se elevan del suelo sobre pilotes de hormigón. A un lado, numerosos ventiladores negros zumban continuamente, aspirando el aire fresco.
Esta planta de captura directa de aire (DAC), llamada Orca, es la proeza de la empresa suiza Climeworks. Los ventiladores son “colectores de CO₂”: un engranaje esencial en la misión de eliminación permanente de carbono de Climeworks. Construido en 2020, Orca es el primero de su tipo y la prueba más grande de tecnología DAC hasta la fecha.

Climeworks es parte de un campo creciente de empresas emergentes y científicos que se esfuerzan por diseñar tecnología que pueda capturar y almacenar CO₂. La captura y almacenamiento de carbono toma una emisión de CO₂, digamos de una planta de gas o carbón, y la desvía hacia el almacenamiento geológico. La eliminación de dióxido de carbono (CDR) toma el CO₂ difundido de la atmósfera y lo almacena temporalmente en la biosfera (árboles o suelos) o permanentemente en la geosfera (mineralización).
“Es útil separar estos conceptos porque juegan roles muy diferentes en nuestros escenarios de descarbonización profunda”, dice Zeke Hausfather, científico climático y uno de los autores del informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU.

Si bien reducir las emisiones, y rápido, es fundamental, no será suficiente para estabilizar el clima. “Ya estamos a 1,2 °C, 1,3 °C hoy”, dice Hausfather. “Y no vamos a poder reducir las emisiones lo suficientemente rápido como para evitar superar los 1,5 °C en las próximas décadas.
“El desafío con nuestras emisiones de CO₂ es que incluso si llegamos a cero, el mundo no vuelve a enfriarse. La única forma de enfriar es tener CO₂ neto negativo. Y ese es el rol único que tiene el CDR”.
Los colectores de CO₂ de Climeworks extraen aire del entorno. Este pasa por filtros recubiertos con aminas que reaccionan con el dióxido de carbono y lo unen. Cuando el material está saturado, se calienta a 100°C, liberando una corriente de CO₂ puro. Carlos Haertel, director de tecnología de Climeworks, compara el proceso con una aspiradora. Se toma una gran cantidad de aire, se filtra para retener lo que se necesita y el resto se expulsa, libre de estas partículas.
