Por una parte, reducir las emisiones de carbono y, por otra, aumentar el índice de productividad: este es el doble objetivo de la revolución tecnológica que está experimentando el sector ferroviario.
En un mundo en el que la velocidad lo es todo, las nuevas tecnologías para el transporte ferroviario (y no solo) prometen llevar a su destino a personas y mercancías de manera más rápida y sostenible, con emisiones contaminantes muy por debajo de otros medios de transporte, como los automóviles, camiones, barcos y aviones.